Resulta complicado hablar de uno mismo pero hoy queremos daros a conocer en nuestro blog la historia de una empresa familiar que, cual ave fénix, supo resurgir de sus cenizas para elevar el vuelo en plena crisis. Una quimera que hace que la empresa familiar surgida hace 20 años, hoy en manos de Christian Queipo, haya duplicado en los últimos ejercicios su facturación e implementado considerablemente su plantilla al tiempo que ha expandido su presencia en algunas de las industrias más importantes del norte de España.
Hablar de Extinbur es hablar de constancia. Así nació esta empresa dedicada a los complementos en materia de incendios ligado al sector de la construcción. Un complemento que dio éxitos a una empresa de pequeño tamaño hasta que la crisis económica llegó también al sector de la seguridad debido al descenso y la inactividad del sector inmobiliario. En este complicado momento, el actual dueño de Extinbur, tomó las riendas del negocio familiar con apenas 18 años y un grado de experiencia “básico”. Tras formarse de la mano de algunos de los mejores especialistas del sector, introdujo modelos de centrales de incendio con los que antes no se trabaja así como pioneros sistemas de extinción. “Lo hicimos todo muy poco a poco y nos especializamos en la rama de incendios haciendo instalaciones que fueron de menos a más”.
Corría el año 2010 cuando este joven empresario burgalés se dio cuenta de que la innovación debía ir unida a “la ilusión y las ganas” de un proyecto que pronto daría sus frutos. “Empezamos con pequeñas empresas y también nos pusimos a trabajar con alarmas anti robo y cámaras de seguridad”, explica el alma mater de Extinbur.
A medida que fueron pasando los años, y cuando la crisis no daba visos de brotes verdes ni de recuperación, Extinbur comenzó a ampliar su cartera, y por ende su plantilla, implantándose en negocios y empresas de mayor tamaño como Simply, Benteler y Skretting “dando el verdadero salto industrial”. “Creo la clave ha sido ir de poco en poco. De menos a más”, reconoce Queipo, que anima a las empresas a trabajar con la misma ilusión que lo hace él cada mañana cuando el despertador suena a las 6 h.
El sueño burgalés
Lejos de emular al sueño americano, lo de Extinbur podría definirse como “un sueño burgalés”. De un empleado ha pasado a una plantilla que oscila entre las 8 y 12 personas y que en algunos momentos ha llegado a contar con hasta 16 empleados y un nivel de facturación que se ha duplicado en los últimos años.
Entre sus proyectos más relevantes, se encuentran las obras de construcción de ampliación de la planta de Skretting en la localidad burgalesa de Cojóbar. “Allí hemos metido sistemas anti incendios desde cero y en toda la planta”, destaca el responsable que entiende que el proyecto de esta industria es uno de los más potentes y el mejor ejemplo de “cómo la seguridad” ayuda a las empresas. En concreto, la empresa dispondrá de un novedoso sistema de detección de humo por aspiración para evitar desastres como el de Campofrío.
